Óscar Villarroel González
Introducción
La Prehistoria es un periodo muy amplio, que abarca desde el origen de la humanidad hasta el inicio de la prehistoria. Una frase de un libro de texto lo define perfectamente:
“La prehistoria abarca el tiempo transcurrido entre la aparición de los primeros homínidos, hace unos 4,4 millones de años, y la invención de la escritura, hacia el 3250a.C” [Burgos Alonso, 2011, 142]
En algunos lugares, incluso, podríamos alargar ese periodo mucho más allá, dado que, como todos sabemos, la escritura no aparece en todos sitios a la vez y ese es el elemento que identifica a la Historia. De esta forma, nos encontramos con un periodo amplísimo de la evolución humana, caracterizado por una gran variabilidad.
Esta variabilidad se debe fundamentalmente a la gran cantidad de etapas muy diversas que atravesó el género humano o, más bien, que en su estudio desde la actualidad hemos creado. Ciertamente esas etapas se caracterizan por suponer una serie de cambios fundamentales en cómo se desarrollaba la vida de esas primeras sociedades humanas, cuando no en su misma composición.
De esta forma, al analizar la prehistoria hemos de atender a épocas tan extensas a diversas como el Paleolítico (con sus diversas épocas), el Neolítico (con la complejidad inherente a su origen y expansión), la Edad de los Metales (su origen, expansión, las diversas fases, los diversos metales...). En todos y cada uno de estos periodos, además, hay múltiples cuestiones a tener en cuenta: la evolución de las especies y sociedades humanas, la sociedad, la cultura, las formas de vida...
La cuestión es de por sí complicada, pero, además, hemos de tener en cuenta que todo esto lo analizamos en un contexto de enseñanza para el área de Geografía e Historia dentro de la enseñanza secundaria, por lo que nos encontramos con una serie de condicionantes fundamentales: los temarios, lo que nos ofrecen los libros de texto y, sobre todo, el tiempo.
Partiremos aquí de los libros de texto, viendo qué y cómo lo presentan, para después proponer una serie de modificaciones sobre cómo hasta ahora se ha enseñado este periodo.
La prehistoria en los libros de texto
Para realizar el siguiente trabajo se han analizado los libros de texto correspondientes a las editoriales Bruño [Morales Pérez, 2006] y Akal [Ayuso Ferrera, 2010], así como con el cotejo de otros como Anaya [Burgos Alonso, 2010] o SM [Fernández Bulete, 2011].
En general los libros de texto presentan todo este periodo en un espacio comprendido entre las 6 y las 24 páginas. Esto nos muestra una cierta variabilidad, lo que nos arrojará una atención muy diversa también. En este sentido la obra que se sitúa en la media es la de Bruño [Morales Pérez, 2006], si bien es la más antigua de las analizadas lo cual quiere decir que en obras más actualizadas (los libros han cambiado el año pasado) es posible que haya habido variación. Esta, en concreto, trata el tema en 10 páginas. El extremo máximo lo encontramos en Anaya [Burgos Alonso, 2010] en el que se trata pormenorizadamente a lo largo de 26 páginas, incluidas actividades de detalle, refuerzo, fomento de la lectura, conceptos... Es tal vez el más relevante de todos.
Suelen empezar los libros con el origen de la humanidad, aunque alguno, como Anaya, realiza antes una presentación del periodo mostrando las principales etapas e incluso las fuentes a través de las cuales se obtiene la información.
En general, al entrar en el origen de la humanidad se presenta de una forma bastante superficial y rápida la evolución previa, desde la aparición de la vida en la tierra, haciendo también un pequeño repaso a cómo se concebía en el pasado el origen de la vida, llegando hasta las teorías de Darwin y presentando que el conocimiento que tenemos actualmente se basa en datos que se han obtenido y son contrastables científicamente. Esto me parece relevante. Normalmente se presentan, una vez en el apartado dedicado al género humano, una muy somera evolución de las diversas especies humanas, sin hacer excesivo hincapié en ello. De nuevo la excepción es Anaya, en el que no sólo se presentan las diversas especies sino que se dan datos sobre ellas tan relevantes como la capacidad craneal y los marcos cronológicos en los que vivieron, así como su expansión por el planeta [Burgos Alonso, 2010, 144-145]. Este dato es casi único en el conjunto de los libros. De hecho, aunque se hace mención a la diferenciación del género humano, apenas se hace hincapié en ello. Buen ejemplo es Bruño, donde sólo se mencionan las especies y en una sucesión: homo habilis, erectus, neanderthal y sapiens [Morales Pérez, 2006, 161].
Al entrar ya en el periodo paleolítico nos encontramos con que habitualmente se divide el conocimiento en varios apartados: características de la sociedad y economía, formas de vida (incluyendo cuestiones de herramientas o no), creencias y cultura, y normalmente se incluye un apartado que hace referencia exclusivamente a la península ibérica. A lo largo de estos apartados se mencionan la característica de ser una sociedad que se basa en la supervivencia ante la naturaleza, donde se puede mencionar las glaciaciones, la economía recolectora-depredadora, las herramientas de piedra y hueso, el modo de vida nómada, la utilización de cuevas, la creencia en otras vidas (se mencionan los enterramientos rituales como fuente de conocimiento); y en el caso hispano se presentan los principales yacimientos, destacando Atapuerca normalmente. Es digno de reseña que al hablar de herramientas, restos, o yacimientos no se indican las especies (salvo el caso del Antecessor en Atapuerca) ni datación alguna. En este caso Anaya rompe la tónica y no amplía mucho más, salvo por la presentación de imágenes en las que se representa la talla de herramientas de piedra según la técnica achelense, aunque no se mencione.
En el neolítico nos encontramos con una presentación muy semejante en cuanto a los aspectos a los que se presta atención. Así, se pasa a definir al hombre como productor, no ya depredador. Se hace referencia en ocasiones a la existencia de cambios climáticos (fin de las glaciaciones, a veces aparece mencionada la fecha del 10.000 a.C como fecha referencial, caso de Bruño [Morales Pérez, 2006, 165]) así como al control de la naturaleza y sus ciclos por medio de la observación. Se suele mencionar Oriente Próximo como el lugar de origen, así como sus especies tanto agrícolas como ganaderas. Rara vez se menciona otro núcleo, salvo Mesoamérica en el caso de Anaya [Burgos Alonso, 2010, 150]. Se habla de la presencia de excedente, del trueque y se presentan algunos materiales como aclaración de conceptos o algún mapa de la expansión del neolítico, o imágenes sobre viviendas y formas de vida. Se mencionan los avances técnicos, indicando nuevas herramientas pero sin indicar las razones ni su utilidad. De nuevo se dedica un apartado más o menos extenso al neolítico en la Península Ibérica (de un párrafo a una doble página, aunque en este caso se comparte, caso de Anaya, con la Edad de los Metales [Burgos Alonso, 2010, 156-157). SE suelen mencionar la mayor parte de las veces los principales yacimientos, sin mayor descripción.
La Edad de los Metales sigue un esquema muy parecido: presentación de creencias y culturas, las consecuencias en la sociedad de la aparición del metal, así como la parte de la Península Ibérica. Aquí nos encontramos con una mayor riqueza en cuanto a contenido y descripción de las sociedades. Se habla de la división del trabajo, aparición de sociedades jerarquizadas (se define jerarquía incluso [Morales Pérez, 2006, 166]. También sobre las creencias mencionando la existencia de ajuares, de centros funerarios o religiosos (en el caso de Anaya se presenta, por ejemplo, una imagen sobre un centro megalítico, así como un poblado amurallado [Burgos Alonso, 2010, 152-155]. En la parte referente a la península ibérica de nuevo vemos que simplemente se presentan yacimientos, con su datación como mucho y su adscripción a un periodo u otro.
En resumen, hay una amplia variabilidad, aunque en general predomina (salvo algunas excepciones de Anaya) una falta notable de dataciones, una abundante generalización (como no indicar a qué especies se refieren algunos yacimientos o instrumentos). Esta generalización, mucho menos importante en Anaya, comienza a encontrarse en esta editorial también a partir del neolítico.
Para realizar el siguiente trabajo se han analizado los libros de texto correspondientes a las editoriales Bruño [Morales Pérez, 2006] y Akal [Ayuso Ferrera, 2010], así como con el cotejo de otros como Anaya [Burgos Alonso, 2010] o SM [Fernández Bulete, 2011].
En general, al entrar en el origen de la humanidad se presenta de una forma bastante superficial y rápida la evolución previa, desde la aparición de la vida en la tierra, haciendo también un pequeño repaso a cómo se concebía en el pasado el origen de la vida, llegando hasta las teorías de Darwin y presentando que el conocimiento que tenemos actualmente se basa en datos que se han obtenido y son contrastables científicamente. Esto me parece relevante. Normalmente se presentan, una vez en el apartado dedicado al género humano, una muy somera evolución de las diversas especies humanas, sin hacer excesivo hincapié en ello. De nuevo la excepción es Anaya, en el que no sólo se presentan las diversas especies sino que se dan datos sobre ellas tan relevantes como la capacidad craneal y los marcos cronológicos en los que vivieron, así como su expansión por el planeta [Burgos Alonso, 2010, 144-145]. Este dato es casi único en el conjunto de los libros. De hecho, aunque se hace mención a la diferenciación del género humano, apenas se hace hincapié en ello. Buen ejemplo es Bruño, donde sólo se mencionan las especies y en una sucesión: homo habilis, erectus, neanderthal y sapiens [Morales Pérez, 2006, 161].
En el neolítico nos encontramos con una presentación muy semejante en cuanto a los aspectos a los que se presta atención. Así, se pasa a definir al hombre como productor, no ya depredador. Se hace referencia en ocasiones a la existencia de cambios climáticos (fin de las glaciaciones, a veces aparece mencionada la fecha del 10.000 a.C como fecha referencial, caso de Bruño [Morales Pérez, 2006, 165]) así como al control de la naturaleza y sus ciclos por medio de la observación. Se suele mencionar Oriente Próximo como el lugar de origen, así como sus especies tanto agrícolas como ganaderas. Rara vez se menciona otro núcleo, salvo Mesoamérica en el caso de Anaya [Burgos Alonso, 2010, 150]. Se habla de la presencia de excedente, del trueque y se presentan algunos materiales como aclaración de conceptos o algún mapa de la expansión del neolítico, o imágenes sobre viviendas y formas de vida. Se mencionan los avances técnicos, indicando nuevas herramientas pero sin indicar las razones ni su utilidad. De nuevo se dedica un apartado más o menos extenso al neolítico en la Península Ibérica (de un párrafo a una doble página, aunque en este caso se comparte, caso de Anaya, con la Edad de los Metales [Burgos Alonso, 2010, 156-157). SE suelen mencionar la mayor parte de las veces los principales yacimientos, sin mayor descripción.
La Edad de los Metales sigue un esquema muy parecido: presentación de creencias y culturas, las consecuencias en la sociedad de la aparición del metal, así como la parte de la Península Ibérica. Aquí nos encontramos con una mayor riqueza en cuanto a contenido y descripción de las sociedades. Se habla de la división del trabajo, aparición de sociedades jerarquizadas (se define jerarquía incluso [Morales Pérez, 2006, 166]. También sobre las creencias mencionando la existencia de ajuares, de centros funerarios o religiosos (en el caso de Anaya se presenta, por ejemplo, una imagen sobre un centro megalítico, así como un poblado amurallado [Burgos Alonso, 2010, 152-155]. En la parte referente a la península ibérica de nuevo vemos que simplemente se presentan yacimientos, con su datación como mucho y su adscripción a un periodo u otro.
Propuestas de complemento o modificación
He procedido a separar las propuestas que hago en generales o particulares. En algunos casos hay propuestas que podrían obviarse puesto que alguno de los libros (especialmente Anaya) sí atiende a alguna de ellas (aunque no siempre, en tal caso se indicará).
Generales
Desde mi punto de vista es importante hacer hincapié en la variabilidad del periodo. Es una época susceptible de grandes cambios desde muchos puntos de vista y merece la pena que el alumno lo sepa. Así, dependemos de hallazgos arqueológicos (algo que sólo menciona Anaya [Burgos Alonso, 2010, 142]) con lo cual es variable dado que nuevos yacimientos pueden aportarnos nuevos conocimientos que modifiquen el panorama actual. De esta forma cuando se modifiquen y lo vuelvan a estudiar en años posteriores sabrán que ha sido por eso, que es lógico y plausible, y no un error del profesor.
También es necesario marcar, aunque sea someramente, la existencia de unas cronologías. No es necesario, obviamente, que los alumnos se aprendan las fechas, pero sí que sepan que existen, que hay cosas que no suceden en una generalidad sino en momentos concretos. Es necesario que comprendan la sucesión de los hechos: qué parte va delante de otra y viceversa. De esta forma podemos evitar errores de concepto. El hecho de que no se indique nada con respecto a tipos de herramienta y especies humanas podría llevar a pensar que estas son típicas de todas las especies, cuando sabemos perfectamente que no es así.
Particulares
En el origen del hombre hay que tener mucho cuidado en que lo que presentemos esté lo más actualizado posible. Para ello es necesario recurrir, aunque sea someramente, a bibliografía especializada: nosotros para preparar la clase, otra cosa es cómo se lo presentemos a ellos. Es necesario que presentemos que lo que conocemos lo sabemos por métodos científicos y que son contrastables. Las creencias se enseñan en otra asignatura. Remarcar el método científico como hacen Bruño (aunque someramente) y Anaya (indirectamente al hablar de la arqueología) es fundamental para una correcta comprensión de la historia como ciencia.
Hemos de diferenciar las diferentes especies humanas, así como las próximas a ella. Desde la división con los antropoides, indicando que hubo otras ramas evolutivas ahora desaparecidas. En este caso sólo Anaya se salva de esta crítica, pues ella al menos presenta las diversas especies y, al datarlas, presenta en cierto modo esa superposición. Lo cierto es que también necesitaría una renovación pues sólo presenta, de nuevo especies básicas como australopitecus, homo habilis, erectus, neanderthal y sapiens.
En el Neolítico es necesario evitar el eurocentrismo. Presentar el origen del neolítico solo en el foco que luego se expandirá por Europa es un error. Es necesario presentar los núcleos de China y Mesoamérica (aunque sólo sea enunciarlos). Del mismo modo, es necesario marcar lo paulatino del proceso, indicando que no todo surge de golpe: cría de distintas especies, cultivo de distintas especies... hay que mostrar las causas y efectos. No tienen por qué aprenderlo de memoria, pero que comprendan la relación causa efecto es importante: por qué se domestican unos animales en un lugar y no en otro, etc. Hay que indicar las razones de los avances, no podemos limitarnos a enumerar una serie de avances tecnológicos (nuevas herramientas). Hemos de presentárselas al hilo de los cambios de la sociedad y la economía (es la agricultura la que hace aparecer la hoz o la azada, por ejemplo). De nuevo con esas relaciones causa-efecto.
En la Edad de los Metales hemos de intentar mantener ese esquema de la variabilidad y la evolución. Normalmente se han mencionado los diversos metales, pero sin hacer referencia a que hay una sucesión entre ellos, y que van siendo trabajados por el hombre poco a poco. Del mismo modo, las capacidades de las herramientas con ellos realizados también varían, lo que conllevará cambios relevantes en la sociedad. De nuevo, con ello, reforzamos, indirectamente, la causalidad (diferenciaciones sociales por uso del metal, incremento de la producción...).
En el caso de la Península ibérica ha de intentar mostrarse siempre esa relación con el Mediterráneo, así como la adaptación al medio que sufren aquí los avances. Mencionar los yacimientos uno tras otro no tiene mucho sentido, es mejor mostrar los cambios y relacionarlo con lo ya visto.
Es planteble, en esta última parte, la posibilidad de ser reforzada la materia si se planifica una salida en unidades posteriores. En el caso de Madrid tenemos la existencia de yacimientos de la edad del hierro, así como el Museo Arqueológico que esperamos abra sus puertas pronto.
Conclusión
He procedido a separar las propuestas que hago en generales o particulares. En algunos casos hay propuestas que podrían obviarse puesto que alguno de los libros (especialmente Anaya) sí atiende a alguna de ellas (aunque no siempre, en tal caso se indicará).
Generales
Desde mi punto de vista es importante hacer hincapié en la variabilidad del periodo. Es una época susceptible de grandes cambios desde muchos puntos de vista y merece la pena que el alumno lo sepa. Así, dependemos de hallazgos arqueológicos (algo que sólo menciona Anaya [Burgos Alonso, 2010, 142]) con lo cual es variable dado que nuevos yacimientos pueden aportarnos nuevos conocimientos que modifiquen el panorama actual. De esta forma cuando se modifiquen y lo vuelvan a estudiar en años posteriores sabrán que ha sido por eso, que es lógico y plausible, y no un error del profesor.
También es necesario marcar, aunque sea someramente, la existencia de unas cronologías. No es necesario, obviamente, que los alumnos se aprendan las fechas, pero sí que sepan que existen, que hay cosas que no suceden en una generalidad sino en momentos concretos. Es necesario que comprendan la sucesión de los hechos: qué parte va delante de otra y viceversa. De esta forma podemos evitar errores de concepto. El hecho de que no se indique nada con respecto a tipos de herramienta y especies humanas podría llevar a pensar que estas son típicas de todas las especies, cuando sabemos perfectamente que no es así.
Particulares
En el origen del hombre hay que tener mucho cuidado en que lo que presentemos esté lo más actualizado posible. Para ello es necesario recurrir, aunque sea someramente, a bibliografía especializada: nosotros para preparar la clase, otra cosa es cómo se lo presentemos a ellos. Es necesario que presentemos que lo que conocemos lo sabemos por métodos científicos y que son contrastables. Las creencias se enseñan en otra asignatura. Remarcar el método científico como hacen Bruño (aunque someramente) y Anaya (indirectamente al hablar de la arqueología) es fundamental para una correcta comprensión de la historia como ciencia.
Hemos de diferenciar las diferentes especies humanas, así como las próximas a ella. Desde la división con los antropoides, indicando que hubo otras ramas evolutivas ahora desaparecidas. En este caso sólo Anaya se salva de esta crítica, pues ella al menos presenta las diversas especies y, al datarlas, presenta en cierto modo esa superposición. Lo cierto es que también necesitaría una renovación pues sólo presenta, de nuevo especies básicas como australopitecus, homo habilis, erectus, neanderthal y sapiens.
En el Neolítico es necesario evitar el eurocentrismo. Presentar el origen del neolítico solo en el foco que luego se expandirá por Europa es un error. Es necesario presentar los núcleos de China y Mesoamérica (aunque sólo sea enunciarlos). Del mismo modo, es necesario marcar lo paulatino del proceso, indicando que no todo surge de golpe: cría de distintas especies, cultivo de distintas especies... hay que mostrar las causas y efectos. No tienen por qué aprenderlo de memoria, pero que comprendan la relación causa efecto es importante: por qué se domestican unos animales en un lugar y no en otro, etc. Hay que indicar las razones de los avances, no podemos limitarnos a enumerar una serie de avances tecnológicos (nuevas herramientas). Hemos de presentárselas al hilo de los cambios de la sociedad y la economía (es la agricultura la que hace aparecer la hoz o la azada, por ejemplo). De nuevo con esas relaciones causa-efecto.
En la Edad de los Metales hemos de intentar mantener ese esquema de la variabilidad y la evolución. Normalmente se han mencionado los diversos metales, pero sin hacer referencia a que hay una sucesión entre ellos, y que van siendo trabajados por el hombre poco a poco. Del mismo modo, las capacidades de las herramientas con ellos realizados también varían, lo que conllevará cambios relevantes en la sociedad. De nuevo, con ello, reforzamos, indirectamente, la causalidad (diferenciaciones sociales por uso del metal, incremento de la producción...).
En el caso de la Península ibérica ha de intentar mostrarse siempre esa relación con el Mediterráneo, así como la adaptación al medio que sufren aquí los avances. Mencionar los yacimientos uno tras otro no tiene mucho sentido, es mejor mostrar los cambios y relacionarlo con lo ya visto.
Es planteble, en esta última parte, la posibilidad de ser reforzada la materia si se planifica una salida en unidades posteriores. En el caso de Madrid tenemos la existencia de yacimientos de la edad del hierro, así como el Museo Arqueológico que esperamos abra sus puertas pronto.
Conclusión
La Prehistoria es un período amplio y difícil de sintetizar, pero hay información importante que la podemos comentar en pocos minutos sin necesidad de omitir nada.
ResponderEliminarEstablecer un marco cronológico con, al menos, las fechas clave para que así que alumno sepa dónde está, en que tiempo nos movemos en el tema que se está impartiendo, pero no hablarles sólo de fechas ya que los alumnos se agobiarán con eso y al final no se acordarán de nada.
Me parece bien aclararles la variabilidad del período ya que con nuevos hallazgos arqueológicos la información anterior puede cambiar.
Un aspecto fundamental en este tema es la aparición del homo, estoy de acuerdo con lo expuesto de mostrar las diferentes especies pero hay que plantearlo de forma muy ordenada porque, si no es así, a los alumnos no les quedará claro cuándo aparece cada especie, dónde, con quién coexiste, etc, porque si no harán un popurrí de todo.
En el Neolítico me parece interesante lo que se comenta en esta entrada del blog de no sólo centrarse en la etapa África-Europa sino mostrar a los alumnos que también existieron en otros lugares como China, algo que a mí nunca me explicaron.
Con respecto a los útiles que usaban decir que siempre nos los presentan todos juntos, como si hubieran aparecido a la vez, y esto no es así, por tanto, la propuesta de proceso paulatino me parece muy acertada en este aspecto que quizá a algunos no les parece importante pero sí que lo es.
La guinda del pastel sería poder hacer una salida al Museo Arqueológico y este tema, que se está explicando en clase, lo pudieran ver in situ, se aprende más. Muy acertado este recurso.
Esther Torrejón
Como bien ha quedado expuesto, el Periodo Prehistórico es de una extensión muy amplia así como poco clara, algo que en todo caso no limita las posibilidades de dar al alumnado una exposición de sus aspectos de una manera general, al menos tocando todos sus aspectos para que como poco pueda defenderse en el entendimiento de los conceptos.
ResponderEliminarLlama mucho la atención la diferencia de páginas de unos libros a otros en el tratamiento de la materia, algo que sin duda marca diferencia en los contenidos cuando todos los alumnos, sea algo utópico o no, deberían tener acceso a los mismos conocimientos. A parte de ello, lo que si resulta muy positivo es la costumbre habitual de incluir una serie de ejercicios de repaso para la asimilación de conceptos.A esto, en una opinión personal, sería muy útil añadirle una visita a algún museo o centro cultural donde el tema se trate, o incluso una excursión a algún yacimiento, a ser posible de los incluidos en el libro de texto, haciendo más ameno el estudio al alumno y acercándole directamente al tema tratado.
Sobre esto, añadir un halago a la buena idea de mencionar estos yacimientos aun cuando no se haga una descripción suya, algo que deberían hacer de igual manera con la cronología de cada periodo y las características más generales de las evoluciones de la especie humana; ambos datos importantes en el conocimiento del origen de la humanidad, puesto que, aun cuando no se obligase al alumno a aprenderlo de memoria, facilitaría la comprensión de lo que se le pretende hacer llegar.
Por último, referir sólo a las fuentes, lo que deberíamos considerar fundamental en el estudio de cualquier época histórica y que a menudo caen en el olvido cuando se trata de estudios de secundaria. Esto, cuyo conflicto no se limita a que una vez el alumno alcance la universidad (en caso de que así lo haga y desee) deberá recurrir a ellas de modo constante y el haber tenido un contacto previo con ellas, por leve que fuese, le facilitaría las cosas, es además una oportunidad para que, en caso de que así lo quisiera, pudiera profundizar en la materia por su parte y, al menos, tener claro cómo se ha alcanzado la información con la que hoy contamos.
Lourdes Martínez.
En efecto es sumamente complicado sintetizar un largo período de tiempo histórico y éste de la Prehistoria, en especial, resulta tarea complicada.
ResponderEliminarEl alumnado de Secundaria se encuentra con un viaje rápido por esta larga etapa, la más larga que abarca desde la aparición del primer homínido hasta el comienzo de la Historia (escritura). ¿Podríamos ampliar información, profundizar en algún aspecto concreto del tema? Sin duda, claro que si.
Desde mi punto de vista, un eje cronológico más completo sería fundamental. Centrarse sólo en un marco espacial concreto, el ámbito europeo, es especialmente escaso cuando los homínidos más antiguos se han encontrado en África y desde allí, la especie humana se expandió por Europa y Asia y, más tarde, por América y Oceanía. Respecto a esto, tengo que añadir que en el texto del que yo dispongo (Editorial Vincens Vives) este apartado viene bastante completo.
No así en la utilización de Fuentes primarias como pueden ser los restos arqueológicos o escritos de historiadores. Simplemente Darwin no aparece por ningún lado. Creo, sobre todo, que un poco más de profundización aunque sea en área más cercana, sin irse a yacimientos de culturas más lejanas, puede ser un acercamiento mucho más interesado por parte del alumno.
Y por supuesto me uno a la propuesta de realizar visitas a yacimientos y Museo Arqueológico. Excelentes recursos para la motivación de este estudio.
Ana Guitart Alvarez.
Como bien se esta comentando, la Prehistoria, periodo histórico de varios millones de años, es impartida a los alumnos y alumnas en en solo tema. Desde el surgimiento de los primeros homínidos hasta la especie que somos hoy en día ocurren una serie de echos y procesos que se deben pormenorizar de manera clara y concisa al alumnado.
ResponderEliminarAsí pues, una linea cronológica en la que aparezca desde el inicio de la humanidad hasta el inicio de la historia, dividida en las diferentes etapas que conforman esta unidad didactica, es esencial para asimilar al base del tema.
Se ha de tener en cuenta también que es el primer tema de los alumnos de 1º de ESO. Se ha de tener en cuenta también que los alumnos vienen de unas largas vacaciones en donde la mayoría no ha realizado ninguna actividad didáctica. Es por esto anterior, que desde mi punto de vista se ha de impartir este tema de una manera clara, concisa y resumida. Unos buenos esquemas sencillos y muy visuales, en los que aparezcan las diferentes etapas, donde dentro de estas etapas aparezca los diferentes homínidos y las características generales de estos homínidos (herramientas, tipo de sociedad y economía, capacidad craneal, lugar donde surgen y por que territorios se expanden).
En definitiva, tratar que la lección sea interesante y divertida, utilizando el recursos didáctico pertinentes es esencial para la comprensión de este y cualquier otro tema.
El responder a la clase preguntas como: ¿Y como se sabe eso?, se tienen que llevar a cabo de manera prudente, acercando a alumnado hacia las fuentes de donde se a recopilado dicha información. No se le puede contestar de manera escueta y poco precisa. Es por esto anterior que un trabajo de campo (excursión) a un yacimiento arqueológico o al museo arqueológico, podría ser muy enriquecedor para el alumnado.
Jorge Ortega.
En efecto, tal y como se ha venido comentando, todos estamos de acuerdo en que la Prehistoria se trata de un periodo extremadamente largo y, por tanto, muy complejo de sintetizar en el poco espacio que nos exigen los libros de texto.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en la práctica totalidad de los comentarios que preceden a este, por lo que tampoco quiero repetir muchas de las ideas expresadas; no obstante, me gustaría destacar varias cosas que me parecen interesantes.
En primer lugar, y en relación al comentario de Jorge, me parece muy atractiva la idea de que se trata, como general, de la primera unidad de Ciencias Sociales de 1º de ESO. Estoy totalmente de acuerdo en que habría que impartir la lección de forma clara y concisa, además de interesante, pero no sólo porque llegan de un periodo de cierta inactividad, sino también porque los alumnos se enfrentan al cambio del colegio (Ed.Primaria) al instituto (Ed.Secundaria), y en mi humilde opinión supone al alumnado un pequeño "trauma" (quizá suene peor de lo es en realidad) al que se deben ir adaptando poco a poco, y nosotros, como supuestos docentes, debemos ayudarles en esa transición. Es cierto que hay gran cantidad de contenidos que se obvian o se pasa de puntillas en esta unidad dedicada a la Prehistoria. Nuestro trabajo como docentes es complementar los contenidos del libro por el bien del alumno, pero siempre para que resulte más fácil de comprender a la hora de aprender.
Y, en segundo lugar, reflexionando un poco todo lo expuesto, me preocupa mucho, no lo quiero disimular, la elección-imposición del libro de texto. Hemos visto la gran variabilidad de contenidos entre unos y otros, y me parece, como poco, inquietante. Al fin y al cabo, lo incluido en el libro de texto es lo que el alumno va a acabar estudiando para una prueba escrita, y si el contenido no es adecuado, van a continuar teniendo problemas en comprender la unidad. Creo que ese un problema con el que debemos contar y plantearnos posibles soluciones.
En conclusión, estando muy de acuerdo con todos los comentarios anteriores, pienso que no debemos olvidarnos de contextualizar dónde y con quiénes nos encontramos, tampoco sugiero ser condescendientes con los alumnos, pero sí ayudarles en la medida de lo posible en el paso de ese trámite (colegio - instituto).
Pablo Coronado.