jueves, 31 de octubre de 2013


MESOPOTAMIA

Innovaciones técnicas, culturales y artísticas

Izpia Batres Cuevas


Mesopotamia en los libros de texto

Para este trabajo se han consultado dos libros de texto de Edelvives de diferentes ediciones [Castiñeira Morales R., 2002 y Granda Gallego, C., 2010] y un libro de Anaya [Burgos, M., 2007].

La historia de las primeras grandes civilizaciones nacidas en Mesopotamia suele tratarse en los libros de texto con la dedicación de entre tres y cuatro páginas, a lo que cabría añadir, en ocasiones, una breve introducción de una página, que no siempre aparece, en la que se trata de las civilizaciones fluviales. Los contenidos se presentan, por una parte, en un cuerpo de texto principal, al que se añade información complementaria en apartados especiales o acompañando ilustraciones; por otra parte, encontramos las actividades complementarias a las que ocasionalmente acompañan textos que aportan más información.  

        Situación geográfica y cronología
En primer lugar, en todos los casos estudiados, se empieza haciendo referencia al marco geográfico, tomando como punto de partida el propio significado de la palabra “Mesopotamia” (Μεσοποταμία), entre ríos, los ríos Tigris y Éufrates, de los que se resalta su importancia y la de sus crecidas para la irrigación de un suelo cuya fertilidad resultaría fundamental para el asentamiento de numerosos pueblos en el denominado Creciente Fértil.
Asimismo se ofrece un panorama cronológico bastante generalista, optándose comúnmente por presentar  a los diferentes pueblos que ejercieron su dominio en el territorio como si se hubiesen sucedido unos  a otros, sin tener en consideración períodos intermedios, de coexistencia, así como las etapas de decadencia o los renacimientos. Se hace mención tan sólo de los cuatro pueblos más destacados: sumerios, acadios, babilonios y asirios, aportando en cada caso muy breves referencias de los hitos más relevantes.

        Política
Respecto a la política, se limitan a anotar los rasgos más superficiales,  destacando tan sólo que en un principio, entre los sumerios el poder se concentraba en manos de príncipes-sacerdote o patesi, que gobernaban ciudades independientes desde los templos. Mientras que, posteriormente, pasaría a estar en manos de reyes de imperios que gobernaban desde sus palacios. No se especifica en ningún caso la organización de gobierno.

        Sociedad (estratificada)
Sin hacer distinciones entre los diferentes pueblos o grupos étnicos que habitaron y dominaron Mesopotamia, se nos presenta una sociedad estratificada en la que se distinguen tres grupos principales, en la que el rey y su familia se encontraban por encima de todo, seguidos de poderosos e influyentes sacerdotes y altos funcionarios. Un segundo grupo lo formarían los comerciantes y funcionarios de menor rango, y en un estrato inferior los campesinos, artesanos y esclavos.
Las relaciones sociales se regulaban mediante códigos de leyes, de los que siempre se destaca el de Hammurabi.

        Economía
Se señala en todo caso la agricultura como base fundamental de la economía en Mesopotamia, se ofrece una relación de los productos más cultivados y su uso, y se señala asimismo la ganadería, la artesanía y el comercio como actividades fundamentales,  aunque no se especifica  con qué tipo de productos se comerciaba ni las relaciones comerciales establecidas con otras civilizaciones como la egipcia.

        Legado y manifestaciones culturales
Se suele destacar aportaciones de las culturas mesopotámicas como la escritura, el arado o la rueda, así como la creación de un calendario y el desarrollo de las ciencias y las matemáticas.   
En lo que respecta a la escritura cuneiforme, se exponen brevemente las razones de su aparición, y se ofrecen pinceladas sobre la técnica empleada y su evolución. En ocasiones se cita alguna creación literaria, como el poema de Gilgamesh.

-        Arte
En lo que respecta a las manifestaciones artísticas, únicamente se tratan la arquitectura y la escultura.
En cuanto a la arquitectura, tan solo se hace referencia a los materiales más comúnmente empleados, como el adobe y el ladrillo de barro cocido y los tipos de edificios más importantes, entre los que siempre se cita, por supuesto, el zigurat, poniendo como ejemplo a los de Ur o Babilonia, así como la edificación de grandes palacios. También se indica el uso pionero del arco y de la bóveda para el cerramiento de espacios.
Respecto a la escultura, se pone un énfasis especial en el relieve, dentro del que se señalan los ejemplos encontrados en palacios como el de Dur Sharrukin o los célebres toros alados con cabeza humana que flanqueaban las puertas de murallas y palacios. En cuanto a la escultura de bulto, se destacan en especial las efigies de Gudea.

        Religión
Finalmente, en cuanto a los aspectos religiosos, se empieza siempre señalando el politeísmo, siendo mencionado un reducido número de dioses, como Marduk o Ishtar, sin hacer ninguna referencia a los diferentes nombres que estos recibían según el pueblo que les ofreciese culto. Algunos libros también señalan la concepción pesimista de la vida de ultratumba.  


Propuestas de complemento o modificación

Indicaciones generales

Las apreciaciones críticas que expongo a continuación se centran en el tratamiento general que de la historia de las civilizaciones mesopotámicas realizan los libros de texto, pero sería posible aplicarlas también a numerosas cuestiones históricas tratadas en los libros de texto. 

  •         Evitar la generalización.    
  •   Se percibe en general en los libros de texto una tendencia hacia una excesiva generalización, es decir, a aplicar los mismos conceptos y órdenes a todos los pueblos que se asentaron en Mesopotamia. Ello podría dar pie a suponer que todos compartían identidad cultural, las mismas costumbres y leyes, o que habrían tenido la misma lengua y estructuras sociales y económicas, etc.

        Señalar la importancia de las fuentes y los hallazgos arqueológicos.
Existe una tendencia general en los libros de texto a presentar la información  sin hacer referencia a aquello que nos permite conocer lo que se les está ofreciendo como materia de estudio, a las fuentes, como hallazgos arqueológicos o fuentes escritas de las culturas implicadas u otras que establecieron contacto con ellas o las estudiaron. Debería, en mi opinión, aportarse al menos una idea de en qué momento se comenzó la prospección arqueológica sistemática en Mesopotamia en el siglo XIX y de otras fuentes de la antigüedad imprescindibles para la historiografía.

        Mayor rigor en las dataciones y cronologías.
Es necesario, en mi opinión, cuidar los errores de datación, bastante frecuentes, empleando bibliografía lo suficientemente actualizada,  para evitar incongruencias.
No se debe temer la inclusión de ejes cronológicos, aunque tienda a pensarse que para esta época en concreto podrían resultar de difícil comprensión, siempre ilustran con mayor claridad la compleja historia mesopotámica marcada por la coexistencia y sucesión de pueblos dominantes, y permiten comprender que no se puede tratar la historia de cada pueblo de forma lineal sin tener en cuenta los periodos de decadencia y renacimiento por los que pasan, como es el caso del Imperio Asirio, que tuvo hasta tres etapas distintas de esplendor.
Por otra parte,  apenas se ofrecen fechas para la mayoría de las imágenes que ilustran las lecciones, que muestran ejemplos de de restos materiales, como tampoco el lugar del hallazgo ni el sitio de conservación, y se datan pocos de los hitos que se destacan. Sin que sea necesario que conozcan todas las fechas, siempre es conveniente, en mi opinión,  establecer una serie de referencias cronológicas imprescindibles.

        Evitar afirmaciones categóricas.
Se tiende a realizar afirmaciones rotundas respecto a hechos que no son fáciles de probar de forma científica. Por ejemplo, que los mesopotámicos inventaron el arco y la bóveda, lo que se debería explicar insistiendo en el valor todavía hipotético de esta afirmación.

        Explicación de vocabulario y relación de conceptos  
Aunque en algunos libros de texto es habitual, no todos ellos incluyen apartados de vocabulario. Considero necesaria la incorporación de glosarios al margen y el uso de ejemplos ilustrativos.
 En general se da por hecho que el alumno es capaz de establecer por sí mismo relaciones de causa y efecto y conectar unas ideas con otras. Por ejemplo, las múltiples razones por las que se produce la aparición de numerosos asentamientos en esta zona [LIVERANI, M., 1995, pp. 42-49], cómo se originan las crecidas de los ríos, por qué se desarrolla la agricultura o por qué el surgimiento y el crecimiento de las ciudades favorece la aparición de la escritura.


Apreciaciones particulares

        Asentamientos neolíticos
En primer lugar, considero que se debería Incluir algo de información sobre los asentamientos neolíticos mesopotámicos, para enlazar con el tema anterior de la Prehistoria. Se trata de mencionarlos al menos, sin que sea obligatorio que los aprendan (Mulefaat, Nemrik, Magzalia, 9000-7000 a.C.). También del calcolítico  (Culturas Halaf y de Hassuna/Samarra, Tell as-Sawwan, El Obeid, Tepe Gawra o Eridu, 5800-2900ª.C.) [LARA PEINADO, F., 2011, p. 22].

        Variaciones geográficas
Se debería indicar, sin extenderse demasiado, que aunque desde hace 10.000 años el clima de Oriente Próximo ha sido semejante al actual, sí se han producido cambios en el paisaje, debidos en gran parte a la acción humana [LIVERANI, M., 1995, pp. 41-42], así como que en la antigüedad, Tigris y Éufrates no se unían antes de desembocar, como en la actualidad, pues la costa ha ganado terreno al mar.   [LARA PEINADO, F., 2002, p. 19].  
  
        Más referencias de los pueblos principales y de otros que cohabitaron en Mesopotamia
En cuanto a las diferentes civilizaciones que florecieron, se ofrece una relación muy sintética y convencional, se dan los nombres de los cuatro grandes pueblos que dominaron, pero no se habla de su procedencia, ni de otros pueblos que cohabitaron y con los que establecieron relación en el territorio. Se debería mencionar al menos los cuatro grandes grupos étnicos: semitas, indoeuropeos, los llamados asiánicos y los sumerios, cuyo origen se desconoce aún, y nombrar los pueblos más importantes que pertenecieron a cada una [LARA PEINADO, F., 2002, p. 20]. 

        Contacto con otras civilizaciones
Se pasa por alto o se obvia la importancia del  contacto con otras civilizaciones, en regiones circundantes de Oriente Próximo y Medio [ROUX, G., 1987, pp. 28-32]. Es necesario al menos hacer referencia a las relaciones económicas de los pueblos mesopotámicos con Egipto.

        Nombres originales (topónimos, deidades, personajes, etc.)
En los libros de texto se tiende a mezclar los nombres modernos y originales de los asentamientos que en la actualidad reciben otro nombre. Por ejemplo, se refieren a Khorsabad y no a Dur Sharrikin. Es importante también señalar que la denominación “Mesopotamia” es de origen griego, y que empiecen a comprender que la mayoría de denominaciones que se han usado en la historiografía de las civilizaciones del Próximo Oriente son de origen griego, o adaptación griega de topónimos originales. Se podría añadir además, como curiosidad, que los paleobabilonios la denominaban mat biriti (país del medio) [LARA PEINADO, F., 2011, p. 19].

 También sucede con los dioses, de los que se da sólo una denominación. Aunque no se especifiquen todas las que tuvieron según el pueblo, sí al menos debería comentarse que no se recibieron el mismo nombre en todas las civilizaciones.

        Mayor énfasis en legado cultural y artístico.
Es fundamental, además de unos de los objetivos según el título del epígrafe en el currículo oficial, hacer hincapié en las innovaciones, en las grandes aportaciones de las civilizaciones mesopotámicas, intención que suele quedar algo desdibujada.

En cuanto a la escritura, sí se le concede, en general, su justo valor, pero no estaría de más señalar las creaciones literarias más destacadas, que además han servido de fundamento mítico para los textos sagrados de religiones actuales, como es el caso de la historia del diluvio, que se repite en numerosos textos mesopotámicos, como el Poema de Gilgamesh, que sí es mencionado a veces, pero sería interesante también hablar de la Lista Real Sumeria, el Diluvio Sumerio, la Epopeya de Atrakhasis  y otros textos como el  Enuma Elish [LARA PEINADO, F., 2002, p. 25]. Sería interesante también hacer referencia a una de las primeras grandes bibliotecas de la historia, la biblioteca de Nínive.

Pero también habría que poner más énfasis en el desarrollo de la tecnología, la ciencia, el pensamiento, de saberes que serían proyectados al mundo grecorromano. La evolución tecnológica que tendría lugar durante la llamada “revolución neolítica”, sería crucial para el aumento de la población y la aparición de asentamientos que llegaran a dar lugar a las ciudades. [LIVERANI, M., 1995, pp. 49-53]. Las escuelas, y centros de estudios, de los que tenemos noticia ya desde h. 3000 a.C., permitieron la difusión y el perfeccionamiento de numerosos saberes [LARA PEINADO, F., 1989, pp. 150-152]. 

El urbanismo también tiende a ser olvidado y es necesario recordar que en Oriente Próximo aparecen las primeras ciudades, y que de las civilizaciones mesopotámicas nos han llegado algunos de los primeros ejemplos de mapas, como el plano de un asentamiento agrícola encontrado en Nuzi, (c.2300 a.C.) o el de la ciudad de Nuppur (c.1500 a.C.) [LIVERANI, M., 1995, pp. 39-41].

También se suele olvidar que existieron otras codificaciones de leyes anteriores a la de Hammurabi y que con los sumerios nace la Historia del Derecho, pudiendo destacarse las reformas de Entemena de Lagash, las de Gudea y el código de Ur-Namma [LARA PEINADO, F., 2011, p. 29].
En lo que se refiere a las manifestaciones artísticas, de la pintura no se dice nada, bien es cierto que no nos han llegado apenas restos, pero al menos merecería la pena hablar de las pinturas murales del palacio de Mari (comienzos II milenio a.C.) o las del salón de Dur Sharrukin (706 a.C.) [LARA PEINADO, F., 1999, pp. 12-13 y 150].

        ¿Por qué comprendemos la escritura cuneiforme?
Es importante saber qué recursos nos permiten descifrar una escritura. En el caso de la escritura cuneiforme, sería necesario señalar la importancia de fuentes escritas persas multilingües que nos han dado las claves, como la inscripción que Darío I (522-486 a.C.) ordeno realizar en una pared rocosa en Behistun, en elamita, antiguo persa y babilonio [LARA PEINADO, F., 2011, pp. 378-389].

        Ofrecer bibliografía especializada
Es conveniente que sepan de dónde proviene lo que están estudiando, que se familiaricen, que entiendan que hay más recursos para investigar y que  no es en internet donde encontrarán la información más fiable. No se trata de obligarles a manejar esa bibliografía, sino simplemente de ofrecérsela para que conozcan las posibilidades que existen.



BIBLIOGRAFÍA


BURGOS, M., y MUÑOZ-DELGADO, M.C., Ciencias Sociales: Geografía e Historia, 1º E.S.O., Anaya, 2007.

CASTIÑEIRA MORALES R., y LÓPEZ PARRA, C., Ciencias Sociales, 1º E.S.O., Edelvives, 2002.

GRANDA GALLEGO, C., y NÚÑEZ HERAS, R., Ciencias Sociales, 1º E.S.O., Edelvives, 2010.

LARA PEINADO, Federico., La Civilización Sumeria, Historia 16, Madrid, 1989.
-       El Arte de Mesopotamia, Historia del Arte, Historia 16, Madrid, 1999,
-       Mesopotamia, Arlanza Ediciones, Madrid, 2002.
-       Textos para la historia de Próximo Oriente Antiguo, Cátedra, Madrid, 2011.

LIVERANI, Mario, El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía, Crítica, Barcelona, 1995.

ROUX, Georges., Mesopotamia. Historia política, económica y cultural, Akal, Madrid, 1987.






miércoles, 23 de octubre de 2013

Prehistoria: un análisis y varias propuestas de su enseñanza en 1º de la ESO

Óscar Villarroel González

 Introducción

  La Prehistoria es un periodo muy amplio, que abarca desde el origen de la humanidad hasta el inicio de la prehistoria. Una frase de un libro de texto lo define perfectamente:
“La prehistoria abarca el tiempo transcurrido entre la aparición de los primeros homínidos, hace unos 4,4 millones de años, y la invención de la escritura, hacia el 3250a.C” [Burgos Alonso, 2011, 142]
  En algunos lugares, incluso, podríamos alargar ese periodo mucho más allá, dado que, como todos sabemos, la escritura no aparece en todos sitios a la vez y ese es el elemento que identifica a la Historia. De esta forma, nos encontramos con un periodo amplísimo de la evolución humana, caracterizado por una gran variabilidad.
  Esta variabilidad se debe fundamentalmente a la gran cantidad de etapas muy diversas que atravesó el género humano o, más bien, que en su estudio desde la actualidad hemos creado. Ciertamente esas etapas se caracterizan por suponer una serie de cambios fundamentales en cómo se desarrollaba la vida de esas primeras sociedades humanas, cuando no en su misma composición.
  De esta forma, al analizar la prehistoria hemos de atender a épocas tan extensas a diversas como el Paleolítico (con sus diversas épocas), el Neolítico (con la complejidad inherente a su origen y expansión), la Edad de los Metales (su origen, expansión, las diversas fases, los diversos metales...). En todos y cada uno de estos periodos, además, hay múltiples cuestiones a tener en cuenta: la evolución de las especies y sociedades humanas, la sociedad, la cultura, las formas de vida...
  La cuestión es de por sí complicada, pero, además, hemos de tener en cuenta que todo esto lo analizamos en un contexto de enseñanza para el área de Geografía e Historia dentro de la enseñanza secundaria, por lo que nos encontramos con una serie de condicionantes fundamentales: los temarios, lo que nos ofrecen los libros de texto y, sobre todo, el tiempo.
  Partiremos aquí de los libros de texto, viendo qué y cómo lo presentan, para después proponer una serie de modificaciones sobre cómo hasta ahora se ha enseñado este periodo.

La prehistoria en los libros de texto


  Para realizar el siguiente trabajo se han analizado los libros de texto correspondientes a las editoriales Bruño [Morales Pérez, 2006] y Akal [Ayuso Ferrera, 2010], así como con el cotejo de otros como Anaya [Burgos Alonso, 2010] o SM [Fernández Bulete, 2011].
  En general los libros de texto presentan todo este periodo en un espacio comprendido entre las 6 y las 24 páginas. Esto nos muestra una cierta variabilidad, lo que nos arrojará una atención muy diversa también. En este sentido la obra que se sitúa en la media es la de Bruño [Morales Pérez, 2006], si bien es la más antigua de las analizadas lo cual quiere decir que en obras más actualizadas (los libros han cambiado el año pasado) es posible que haya habido variación. Esta, en concreto, trata el tema en 10 páginas. El extremo máximo lo encontramos en Anaya [Burgos Alonso, 2010] en el que se trata pormenorizadamente a lo largo de 26 páginas, incluidas actividades de detalle, refuerzo, fomento de la lectura, conceptos... Es tal vez el más relevante de todos.
  Suelen empezar los libros con el origen de la humanidad, aunque alguno, como Anaya, realiza antes una presentación del periodo mostrando las principales etapas e incluso las fuentes a través de las cuales se obtiene la información.
  En general, al entrar en el origen de la humanidad se presenta de una forma bastante superficial y rápida la evolución previa, desde la aparición de la vida en la tierra, haciendo también un pequeño repaso a cómo se concebía en el pasado el origen de la vida, llegando hasta las teorías de Darwin y presentando que el conocimiento que tenemos actualmente se basa en datos que se han obtenido y son contrastables científicamente. Esto me parece relevante. Normalmente se presentan, una vez en el apartado dedicado al género humano, una muy somera evolución de las diversas especies humanas, sin hacer excesivo hincapié en ello. De nuevo la excepción es Anaya, en el que no sólo se presentan las diversas especies sino que se dan datos sobre ellas tan relevantes como la capacidad craneal y los marcos cronológicos en los que vivieron, así como su expansión por el planeta [Burgos Alonso, 2010, 144-145]. Este dato es casi único en el conjunto de los libros. De hecho, aunque se hace mención a la diferenciación del género humano, apenas se hace hincapié en ello. Buen ejemplo es Bruño, donde sólo se mencionan las especies y en una sucesión: homo habilis, erectus, neanderthal y sapiens [Morales Pérez, 2006, 161].
  Al entrar ya en el periodo paleolítico nos encontramos con que habitualmente se divide el conocimiento en varios apartados: características de la sociedad y economía, formas de vida (incluyendo cuestiones de herramientas o no), creencias y cultura, y normalmente se incluye un apartado que hace referencia exclusivamente a la península ibérica. A lo largo de estos apartados se mencionan la característica de  ser una sociedad que se basa en la supervivencia ante la naturaleza, donde se puede mencionar las glaciaciones, la economía recolectora-depredadora, las herramientas de piedra y hueso, el modo de vida nómada, la utilización de cuevas, la creencia en otras vidas (se mencionan los enterramientos rituales como fuente de conocimiento); y en el caso hispano se presentan los principales yacimientos, destacando Atapuerca normalmente. Es digno de reseña que al hablar de herramientas, restos, o yacimientos no se indican las especies (salvo el caso del Antecessor en Atapuerca) ni datación alguna. En este caso Anaya rompe la tónica y no amplía mucho más, salvo por la presentación de imágenes en las que se representa la talla de herramientas de piedra según la técnica achelense, aunque no se mencione.
  En el neolítico nos encontramos con una presentación muy semejante en cuanto a los aspectos a los que se presta atención. Así, se pasa a definir al hombre como productor, no ya depredador. Se hace referencia en ocasiones a la existencia de cambios climáticos (fin de las glaciaciones, a veces aparece mencionada la fecha del 10.000 a.C como fecha referencial, caso de Bruño [Morales Pérez, 2006, 165]) así como al control de la naturaleza y sus ciclos por medio de la observación. Se suele mencionar Oriente Próximo como el lugar de origen, así como sus especies tanto agrícolas como ganaderas. Rara vez se menciona otro núcleo, salvo Mesoamérica en el caso de Anaya [Burgos Alonso, 2010, 150]. Se habla de la presencia de excedente, del trueque y se presentan algunos materiales como aclaración de conceptos o algún mapa de la expansión del neolítico, o imágenes sobre viviendas y formas de vida. Se mencionan los avances técnicos, indicando nuevas herramientas pero sin indicar las razones ni su utilidad. De nuevo se dedica un apartado más o menos extenso al neolítico en la Península Ibérica (de un párrafo a una doble página, aunque en este caso se comparte, caso de Anaya, con la Edad de los Metales [Burgos Alonso, 2010, 156-157). SE suelen mencionar la mayor parte de las veces los principales yacimientos, sin mayor descripción.
  La Edad de los Metales sigue un esquema muy parecido: presentación de creencias y culturas, las consecuencias en la sociedad de la aparición del metal, así como la parte de la Península Ibérica. Aquí nos encontramos con una mayor riqueza en cuanto a contenido y descripción de las sociedades. Se habla de la división del trabajo, aparición de sociedades jerarquizadas (se define jerarquía incluso [Morales Pérez, 2006, 166]. También sobre las creencias mencionando la existencia de ajuares, de centros funerarios o religiosos (en el caso de Anaya se presenta, por ejemplo, una imagen sobre un centro megalítico, así como un poblado amurallado [Burgos Alonso, 2010, 152-155]. En la parte referente a la península ibérica de nuevo vemos que simplemente se presentan yacimientos, con su datación como mucho y su adscripción a un periodo u otro.
  En resumen, hay una amplia variabilidad, aunque en general predomina (salvo algunas excepciones de Anaya) una falta notable de dataciones, una abundante generalización (como no indicar a qué especies se refieren algunos yacimientos o instrumentos). Esta generalización, mucho menos importante en Anaya, comienza a encontrarse en esta editorial también a partir del neolítico.

Propuestas de complemento o modificación


  He procedido a separar las propuestas que hago en generales o particulares. En algunos casos hay propuestas que podrían obviarse puesto que alguno de los libros (especialmente Anaya) sí atiende a alguna de ellas (aunque no siempre, en tal caso se indicará).

Generales  


  Desde mi punto de vista es importante hacer hincapié en la variabilidad del periodo. Es una época susceptible de grandes cambios desde muchos puntos de vista y merece la pena que el alumno lo sepa. Así, dependemos de hallazgos arqueológicos (algo que sólo menciona Anaya [Burgos Alonso, 2010, 142]) con lo cual es variable dado que nuevos yacimientos pueden aportarnos nuevos conocimientos que modifiquen el panorama actual. De esta forma cuando se modifiquen y lo vuelvan a estudiar en años posteriores sabrán que ha sido por eso, que es lógico y plausible, y no un error del profesor.
  También es necesario marcar, aunque sea someramente, la existencia de unas cronologías. No es necesario, obviamente, que los alumnos se aprendan las fechas, pero sí que sepan que existen, que hay cosas que no suceden en una generalidad sino en momentos concretos. Es necesario que comprendan la sucesión de los hechos: qué parte va delante de otra y viceversa. De esta forma podemos evitar errores de concepto. El hecho de que no se indique nada con respecto a tipos de herramienta y especies humanas podría llevar a pensar que estas son típicas de todas las especies, cuando sabemos perfectamente que no es así.


Particulares

  En el origen del hombre hay que tener mucho cuidado en que lo que presentemos esté lo más actualizado posible. Para ello es necesario recurrir, aunque sea someramente, a bibliografía especializada: nosotros para preparar la clase, otra cosa es cómo se lo presentemos a ellos. Es necesario que presentemos que lo que conocemos lo sabemos por métodos científicos y que son contrastables. Las creencias se enseñan en otra asignatura. Remarcar el método científico como hacen Bruño (aunque someramente) y Anaya (indirectamente al hablar de la arqueología) es fundamental para una correcta comprensión de la historia como ciencia.
  Hemos de diferenciar las diferentes especies humanas, así como las próximas a ella. Desde la división con los antropoides, indicando que hubo otras ramas evolutivas ahora desaparecidas. En este caso sólo Anaya se salva de esta crítica, pues ella al menos presenta las diversas especies y, al datarlas, presenta en cierto modo esa superposición. Lo cierto es que también necesitaría una renovación pues sólo presenta, de nuevo especies básicas como australopitecus, homo habilis, erectus, neanderthal y sapiens.
En el Neolítico es necesario evitar el eurocentrismo. Presentar el origen del neolítico solo en el foco que luego se expandirá por Europa es un error. Es necesario presentar los núcleos de China y Mesoamérica (aunque sólo sea enunciarlos). Del mismo modo, es necesario marcar lo paulatino del proceso, indicando que no todo surge de golpe: cría de distintas especies, cultivo de distintas especies... hay que mostrar las causas y efectos. No tienen por qué aprenderlo de memoria, pero que comprendan la relación causa efecto es importante: por qué se domestican unos animales en un lugar y no en otro, etc. Hay que indicar las razones de los avances, no podemos limitarnos a enumerar una serie de avances tecnológicos (nuevas herramientas). Hemos de presentárselas al hilo de los cambios de la sociedad y la economía (es la agricultura la que hace aparecer la hoz o la azada, por ejemplo). De nuevo con esas relaciones causa-efecto.
  En la Edad de los Metales hemos de intentar mantener ese esquema de la variabilidad y la evolución. Normalmente se han mencionado los diversos metales, pero sin hacer referencia a que hay una sucesión entre ellos, y que van siendo trabajados por el hombre poco a poco. Del mismo modo, las capacidades de las herramientas con ellos realizados también varían, lo que conllevará cambios relevantes en la sociedad. De nuevo, con ello, reforzamos, indirectamente, la causalidad (diferenciaciones sociales por uso del metal, incremento de la producción...).
  En el caso de la Península ibérica ha de intentar mostrarse siempre esa relación con el Mediterráneo, así como la adaptación al medio que sufren aquí los avances. Mencionar los yacimientos uno tras otro no tiene mucho sentido, es mejor mostrar los cambios y relacionarlo con lo ya visto.
  Es planteble, en esta última parte, la posibilidad de ser reforzada la materia si se planifica una salida en unidades posteriores. En el caso de Madrid tenemos la existencia de yacimientos de la edad del hierro, así como el Museo Arqueológico que esperamos abra sus puertas pronto.


Conclusión

  En general, pues, pienso que una presencia de cronologías (sin obligar a su aprendizaje), así como un refuerzo de la causalidad mejorarán el aprendizaje de tan extenso periodo por los alumnos. Es necesario, desde mi punto de vista, profundizar más en el origen de la especie humana (con sus diversidades) de lo que habitualmente se hace, puesto que hablamos, a fin de cuentas, de lo que somos.

 Bibliografía

  • Morales Pérez, Antonio (Coord.) (2006), Jiménez Belmonte, Mateo; Rodríguez Rodríguez, José; y Ruiz Pérez, Ricardo, Ciencias Sociales, Geografía e Historia,1º ESO, Madrid: Bruño.
  • Ayuso Ferrera, Flora [2010], Hernández Úbeda, José Alfonso, Requero Martín, Marina, Tornamira Otero, Luis, Ciencias Sociales 1º ESO – Madrid, Madrid: Akal.
  • Burgos Alonso, Manuel; Muñoz-Delgado y Mérida, María Concepción [2010], Ciencias Sociales. Geografía e Historia 1º ESO, Madrid: Anaya.
  • Fernández Bulete, Virgilio [2011], Ciencias sociales. Geografía e Historia 1º ESO, Madrid: SM.

jueves, 17 de octubre de 2013

Un proceso docente
El presente blog es una herramienta en el aprendizaje de los alumnos del máster de formación del profesorado de la Universidad Complutense de Madrid, en el curso 2013-2014, dentro de la Asignatura Historia (grupo A). Aquí se volcarán los resultados de su trabajo, así como las diversas participaciones que tanto en el aula como sobre el trabajo de otros compañeros tendrán que realizar a lo largo del curso.
Es una herramienta abierta, en el que la participación también lo es, con el único condicionante del respeto al trabajo ajeno y a los procedimientos de un trabajo académico.